miércoles, abril 04, 2012

Violencia química

El Centro de Estudios de Política Social de la Universidad de Bremen ha denunciado en el periódico alemán "Welt am Sontag" que un cuarto de millón de ancianos y enfermos mentales son sedados de forma indiscriminada en Alemania, no por prescripción médica sino "para ahorrar en personal" que debería atenderles.

El director del estudio, Gerd Glaeske, afirma que se trata de violencia química. Calcula que un cuarto de millón de personas con demencia o en régimen de atención residencial o ambulatoria son víctimas del sistema.

No es el único que denuncia el abuso de fármacos para apartar de la sociedad a aquellas personas que suponen una "carga" para el sistema. Zygmunt Bauman en "Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias" afirma que el modelo capitalista considera a todas aquellas personas que no son productivas ni tienen capacidad de consumo como residuos que deben alejarse de la mirada del resto de la sociedad.

¿Qué mejor que las drogas químicas para mantenerlas alejadas para que no protesten y que no se oigan sus quejas?

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Guillermo Rendueles en "El Estado del Malestar" también denuncia la manipulación de la población mediante la dominación de la industria farmacéutica sobre su comunidad lacaya, los profesionales de la medicina. Este autor afirma que ante cualquier malestar se receta un químico que aumenta el consumo de fármacos y atonta a la sociedad. De este modo, se mantiene el control social y se alimenta el comercio de la química.

Así el recién estrenado concepto de violencia química ya ha sido denunciado en otros términos por diferentes autores que mantienen que la industria farmacéutica domina el mundo: Josep Pàmies con la Stevia y otras alternativas a los tratamientos químicos; Teresa Forcades con el libro "Crímenes de las grandes compañías farmacéuticas" donde expone el timo de la Gripe A o en documentales como "La Ciencia del Pánico" que cuestiona la veracidad del contagio del SIDA.

Son numerosos los abusos y denuncias a la industria química. La corporatocracia domina nuestra salud y utiliza la violencia química para dominarnos física y mentalmente. Nombres de compañías como Monsanto, DuPont y Syngenta están detrás de este sometimiento que controla nuestra alimentación,  nuestra salud y nuestras vidas. Nuestros gobiernos, como afirma Gerd Glaeske, lo permiten y lo justifican haciéndonos creer que nuestras enfermedades y las personas dependientes de nuestra solidaridad y del estado del bienestar son un coste social a erradicar. Está en nuestras manos cuestionarnos esa afirmación y rebelarnos en contra de esas medidas fascistas.

Algunas referencias:
Guillermo Rendueles "El Estado del Malestar"
Josep Pàmies "La dulce revolución de la estevia"
Maestroviejo "“Seis Grandes” farmacéuticas y las compañías químicas han adquirido y creado empresas de semillas"
Practica Español "Palabras en la prensa: violencia química"
Teresa Forcades "Crímenes de las grandes compañías farmacéuticas"

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