sábado, octubre 15, 2011

Políticas de salud de verdad

El gobierno danés ha incrementado los impuestos de los productos que contienen grasa. Por fin se empiezan a aplicar medidas que atacan los problemas de raíz. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de la obesidad se ha triplicado en muchos países de Europa desde la década de los 80' y las cifras siguen aumentando de una forma alarmante.

Entre un 10 y un 13% de las muertes en Europa son debidas a esta enfermedad y se calcula que esta enfermedad representan entre un 2 y 8% de los costes de salud en algunos de esos países, según estudios de la OMS.

Las recomendaciones para disminuir la enfermedad son incrementar la actividad física y mejorar la disponibilidad y el acceso a comida saludable. En el artículo "Entornos obesogénicos: más allá de la alimentación y la actividad física" publicado en la revista de la Societat Andorrana de Ciències, ya analizamos que algunas de las causas del incremento de la obesidad y las soluciones propuestas no estaban sólo en manos de la población. Los gobiernos fomentan un tipo de urbanismo, de producción intensiva, un tipo de sociedad en el cual el acceso a alimentos saludables y la disponibilidad de espacios y tiempo para la actividad física no están disponibles para toda la población y, como siempre, las desigualdades sociales aún perjudican más a las personas con menos recursos.
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Así que pese a las críticas de la portavoz danesa de las industrias de Dinamarca, Gitte Hestehave, que evidentemente defiende los intereses de las empresas a las cuales representa; esta medida penalizará el consumo de grasas - unos 2,15 euros por quilogramo sobre las grasas saturadas - y, de este modo, esos productos transformados y perjudiciales para la salud empezarán a ser todo lo costosos que son para nuestras sociedades.

Los productos industriales, a menudo, se venden más baratos que los alimentos frescos y saludables. El documental Food Inc. ofrece una explicación sobre los motivos por los cuales los costes y las subvenciones de los gobiernos benefician el cultivo industrial e intensivo de azúcares y de alimentos poco saludables.

Ahora que ya hemos conseguido penalizar la industria tabaquera, podemos empezar otra batalla contra otro Goliat: la industria alimentaria. Como Michael Pollan (escritor de The Omnivore's Dilemma" en el documental Food Inc., "comer bien cuesta más dinero que comer mal. (...) Para comer bien hace falta tener más dinero y algunas personas simplemente no lo tienen. Por eso necesitamos cambios a nivel político para que las zanahorias salgan más baratas que las patatas fritas"

Este cambio político no sólo tendría efectos positivos en la salud de las personas. Sinó que además provocaría un cambio en el tipo de economía revalorizando los productos de agricultura extensiva y por lo tanto potenciando la creación de empleo rural bien remunerado. De este modo, se detendría el éxodo rural y la aglomeración de suburbios en las grandes ciudades.

Quizá ya se está dando el giro y ya le estamos dando la espalda a esas grandes corporaciones que actúan como parásitos que nos absorben la sangre:

- minimizan costes de personal, reducen puestos de trabajo y debido a los precios competitivos los pequeños comercios deben cerrar para engrosar las listas del paro;

- venden productos manipulados, transformados, con altos contenidos en sal y en grasas que perjudican nuestra salud y dañan el medio ambiente por el uso intensivo de la tierra;

- potencian la construcción de grandes infrastructuras que obligan a recorrer grandes distancias dificultando el acceso peatonal y promoviendo el consumo de petroleo y por lo tanto la contaminación atmosférica que aumenta las enfermedades pulmonares

- promueven un urbanismo deshumanizado y poco convivial. El acceso rodado obligado impide la vida de barrio, el juego de lxs niñxs en la calle, el paseo, etc.

Esperemos que esa medida pionera se expanda rápidamente por el resto de Europa e inspire a analizar el tipo de políticas que se desarrollan para beneficio de la población y no de las grandes corporaciones.

Le Monde "Le Danemark, premier pays au monde à taxer le gras" (03/11/2011)
OMS "Obesity"
Pérez-Vàzquez, Cristina "Entorns obesogènics: més enllà de l'alimentació i l'activitat física" Butlletí SAC 153 p. 2 (gener-febrer 2011)

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