miércoles, septiembre 23, 2009

Cuidadora de la familia, sustituta del Estado y sostén de las pobrezas más extremas

Gustavo Duch Guillot
Ex Director de Veterinarios Sin Fronteras
Colaborador de la Universidad Rural Paulo Freire

Ella. La que llega agotada de cuidar a Doña Amelia. De levantarla, lavarla y vestirla. De acomodarla –poco a poco, Doña, -en la silla de ruedas y ayudarla a tomar su leche con galletas, mientras le cuenta de su infancia en Los Cruces, Guatemala. Y le conversa de sus padres y su hermana, con la que ayer habló en el locutorio. Parece que tuvieron mala cosecha del maíz este año, que llovió poco. Y no pueden comprar ni pollo, ni huevos, ni tan siquiera frijoles -que se pusieron a precio de oro, se lamentó Bernadina. Le enciende la tele y Doña Amelia retoma su ganchillo. Pone una lavadora y aprovecha para salir a comprar, para la Doña y para su casa. Comen juntas y mientras la señora hace solitarios ella arregla la cocina, barre y friega el piso. Le ayuda a acostarse y cargada con las bolsas de la comida, regresa hacia su casa.

Ella. La que antes de salir para donde Doña, levantó y preparó el desayuno de sus hijos y esposo. Y puso una lavadora, y destendió la ropa de ayer que apila para después de cenar.

Ella. La que los sábados, que sólo está por las mañanas en casa de Doña Amelia, después de preparar la comida a los suyos baja hasta la oficina de cambio que pusieron unos dominicanos y ordena un envío de 70 euros a nombre de Bernadina Lobos. Para frijoles, pollo y huevos.

Pero hoy es un día especial. Llevaba varios meses ahorrando. Escogió una de “eficacia garantizada”, según el anunciante y pagó en efectivo. Según le aseguraron, el comercio se encarga de entregar allá en Guatemala capital, el mismo modelo de lavadora al destinatario señalado.

-Ay Bernadina, que ya no tendrás que bajar al rio dos veces al día, -le dijo orgullosa desde el locutorio.

Siete de cada diez mujeres latinoamericanas en España, son triplemente cuidadoras: por un lado, de las personas para las que trabajan; por otro, de su propia familia en España; y, en tercer lugar, de la familia que han dejado en sus países de origen, a las que, la mitad de ellas, les envían más de la mitad de su salario”, informa Europa Press.

Sobre una mujer, tres trabajos: cuidadora de la familia, sustituta del Estado y sostén de las pobrezas más extremas. Jornadas gratuitas en el hogar y mal pagadas fuera. Y sin derechos sociales, generando las plusvalías que el capitalismo (varón), se embolsa.

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